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4 ene 2010

RESTAURANTES

RESTAURANTES

Turco: vas por la cale Mayor y te llega un ligero aroma a cordero, sigues el rastro y llegas… ¡¡¡¡al Turco!!!! Tu instinto te dice que sí está petado es por algo (se te ha encendido la bombilla y por si no te has dado cuenta estás salivando) y decides entrar. Nada más entrar te va a tocar pelearte con la gente hambrienta que chilla en la barra a la espera de hacer su pedido y después te tocará lidiar con los camareros. Una vez que te atiendan, te tocará luchar contra ellos para que te dejen de dar la plasta con que te lleves cualquier cosa (y tú pensado: quiero una Mussaka ¡¡¡he dicho!!!) y cuando por fin tengas tu pedido en el plato, te haya llegado el olorcillo hasta los pulmones y la saliva hasta el suelo el camarero seguirá tocando los… (ya nos entendéis) con la pregunta “¿y de beber? ¿de beber? ¿de beber?” has pagado un módico precio y tienes al comida que te mantendrá sin hambre hasta las mil y monas. Pues bien ahora solo tienes que… ¡¡¡BUSCAR SITIO PARA SENTARTE!!! Así que suerte con tu búsqueda, amigo. AVISO: se recomienda no ir en primeras citas (tu pareja podría huir despavorida cuando te vea todo guarreado/a con las mil salsas) y recomendamos también que lleves un paquete de chicles encima (si no quieres volver rubio al que tengas enfrente o que te hagan corro en el bar de moda, veáse “El Geo”.

Mejillonera: ¡¡¡¡ESCOCESAAAAAAAAAAAAAAA!!!! Es lo primero que vas a oír cuando entres por la puerta y a partir de ahí no te asustes que te vas a encontrar de todo: unos camareros sexis, sexis y cuarentones (por no decir sesentones) y una barra llena de salsa brava, escocesa o cualquier condimento habido y por haber que allí te sirvan y una decoración de lo más especial (toda la pared está llena de mejillones pegados. La música ambiental…. ¿ah, pero tiene música? Pues no lo sabemos, eso sí con la gente que habla y chilla alrededor no hace falta si es que no hay. Recomendamos las patatas bravas, los calamares y los mejillones.

Ponte Vecchio: ahorra un par de meses, después rompe el cerdo y ¡Voîla! Ya puedes invitar a tu churry (con esto te has ganado 35 puntos por lo menos, colega). Sus precios astronómicos se justifican totalmente en cuanto entras por la puerta y cuando seguidamente pruebas la comida. Pronto llegas a la conclusión de que allí sí que vas a volver. Es muy acogedor y la comida es inigualable pidas lo que pidas. El baño… bueno te van a entrar ganas de cenar en él, pero… nada de ir de cachondeo a lo bestia porque es un sitio muy fino y allí va la gente divina de la muerte.

El Trompicón: si eres de Palencia es probable que tampoco sepas a qué bar nos estamos refiriendo, probablemente porque la gente lo conoce como “el marrano”. Famoso por sus mil y un bocatas súper económicos y por sus leyendas urbanas, por ejemplo, se dice que si dices que estás en “el marrano” mientras estás ahí dentro… terminas en la calle. En fin, cosas que se dicen, pero es un sitio obligado al que ir. También se comenta que la plancha nunca se ha limpiado por eso cuando pidas un bocata de lomo, por ejemplo, te va a saber a pimiento, morcilla, tortilla de setas, huevo… etc.

Me gustas: son las 4 de la mañana, te mueres del hambre y quieres comer bien por pocas pelas (date cuenta de la hora que es, ¡¡¡¡ANIMAL!!!!). no te asustes por el olorcillo a fritanga que sale, es engañoso, porque lo de dentro supera las expectativas. Recomendamos las patatas fritas súper enguarradas en kétchup).

Adams: es una cervecería que está un poco a tomar por saco de la zona, pero merece la pena ir para allá porque las bravas están muy buenas. Te ofrecen una amplia variedad de tablas de picoteo y está todo muy bueno. Es sí, llama antes para pedir hora porque está siempre hasta la bandera.

Crepería: avisamos antes de empezar: LLAMA CON ANTELACIÓN. Sólo lo conocemos de oídas, pero está bastante bien según lo que se comenta. Los crepes son enormes (dicen que vales 5€ cada uno) y con uno de ellos ya cenas. Hay una gran variedad de sabores para elegir.

Copa: recomendable para cenas de clase o para familias numerosas. Puedes elegir entre varios menús que te ofrecen con varios platos para picar. Lo único malo que tiene es la sepia que está al estilo “David, de Miguel Ángel” (vamos duro como una piedra). Precios económicos y calidad aceptable.

Flandes: no es muy grande, suele estar siempre lleno, pero no te vayas de Palencia sin probar sus súper tablones de fritanga, osease patatas, costillas, alitas de pollo, nuggets…. Con mucha variedad de salsas. Camareros muy majetones que cuando te llevan la cuenta te ponen unos bombones… bueno ahí lo dejamos que a estas horas entra la gusa…

Paparazzi: restaurante a los Ponte Vecchio, pero en cutre. Vamos que está entre el Telepizza y el gran italiano palentino. El camarero si te ve con malas pintas ejerce de “gorila” de discoteca y te controla durante la cena. La comida es de calidad media.

Enorme: sandwiches kilométricos (de 50 cm. de diámetro), hamburguesas del tamaño de la barriga del propietario… bienvenido al Enorme. Es probable que cuando salgas te duelan un poco las arterias, pero don´t worry, se pasa yendo andando para casa. Parece un bar de pueblo abandonado, pero lo compensan sus precios y la cantidad de comida que te ofrecen.


Perico: su especialidad son los huevos con besamel rebozados. No es muy económico que digamos, pero merece la pena ir de vez en cuando a probar sus especialidades. Suele estar siempre bastante lleno. Sirve de bar de almuerzo para los pijos de la Salle.


Cactus: famoso en el barrio San Juanillo por sus hamburguesas gigantes y sus económicos bocadillos (que se lo digan a los del Victorio Macho). No intentes entrar cuando dan un partido porque no vas a poder. Desde el año pasado cuenta con la novedad del cotillón el día de Nochevieja. Si estás harto/a de cotillones ven a este: está abierto de 1:30 de la mañana hasta las 16 hasta del día siguiente. Podrás disfrutar de la música de los inicios de Melendi.

1 comentario:

  1. Vir creo que te falta añadir el Wok, su buffet libre es íncreíble y sabroso.

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